lunes, 19 de septiembre de 2011

Un año después

Si, un año después me encuentro escribiendo estas letrillas sin que me sirva de excusa para recordar. Nada hay que recordar cuando nada se ha olvidado. Y ojalá el tiempo no desdibuje ni una sola de las sensaciones que hoy, pese a que ha pasado un año, sigo sintiendo como siento el pulso en mi muñeca o como siento mis pies cuando camino sobre la arena.
Me viene a la cabeza cuando mi padre escuchaba la canción "Para la libertad" de Serrat y con los ojos vidriosos me decía que esta era una de sus preferidas; por aquel entonces yo no pillaba el sentido exacto de la canción y rebuscaba entre su letra algo que me hiciera entender el por qué de esa mirada en los ojos de padre. Igual para otros esa canción no significa nada o significa miles de cosas que sigo sin entender pero hoy puedo decir que, gracias a la presencia de Julen en mi vida, esa canción tiene un significado certero...como lo es el pulso que repica en mi muñeca o la arena cuando me acaricia los pies.

Para mañana: Feliz cumpleaños Julen.  

http://www.youtube.com/watch?v=grdTe5IZqkY

jueves, 15 de septiembre de 2011

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Hoy siento culpa y la culpa me lleva a la tristeza, a mirarme con cara enojada desde el rincón de pensar, a sentirme como una de esas mujeres que le gritan a su hijo mientras éste le mira desde abajo tratando de convencerse de que no, de que ese ogro no puede ser su madre.
Reconozco que parte de esa culpa me viene dada por esa herencia cristiana que he recibido - no sé muy bien de donde pues ni siquiera llegué a tomar la comunión pero la frasecita "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa" me impactó mucho cuando la oí y creo que aún hoy lo sigue haciendo - . Que algo hay de las opiniones de esas grandes madres que se perdieron en el término y que viven obsesionadas con que su hijo/a no sufra (si va a sufrir, que lo sabemos, que a todos/as nos han jodido y todos hemos jodido alguna vez). O que , simplemente, mi yo-ogro esta mañana ha sido imposible de encerrar.
Me dan igual las causas, los motivos o las razones. Sé que no pasa nada, que estoy exagerando, que no hay para tanto...pero, de verdad, qué putada andar todo el día con este peso, con estas ganas de salir corriendo a pedir disculpas, con esta tristeza tan fría que solo se curará cuando vea su sonrisa.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Anita

Podría decir que realmente la conocí cuando ella tenía 80 años porque los recuerdos que de ella tenía antes eran meras ráfagas que cruzaban fugazmente por mi memoria. Recuerdo sus meriendas excéntricas: fresas con nata, queso curado en aceite con aceitunas negras y pan o tacos de jamón expresamente escogidos en, como ella seguía llamándole, el economato.
El olor a polvos de arroz mezclado con la naftalina y las barras de labios de una infinita gama de rojos cuidadosamente guardadas en el armario; como un tesoro al alcance de mis manos de niña de 5 años.
Después de mucho tiempo, el azar nos unió y nos encontramos viviendo bajo el mismo techo. Cuando ella ya nada tenía que ver con aquella mujer mitad actriz, mitad jovencita provinciana de las fotos de antaño. Cuando era aquella mujer que disfrutaba con las películas gore de serie B o las de Chuck Norris -hecho que contradictoriamente, más que repelerme me intrigaba. Y fue entonces, mientras la tenía a mi lado en el sofá, cuando fui consciente de que por aquellas manos retorcidas como ramas centenarias corría mi misma sangre, de que aquella mujer había sido y seguía siendo mi abuela, la madre de mi madre, la bisabuela de mi hijo.
Anita la llamaban pese a sus 86 años y su caminar cansado. Anita nos dejó el sábado por la noche con el día ya cumplido y hoy nos hemos despedido definitivamente de ella. Pese a que la conocí poco - aspecto que siempre me ha pesado de una manera inconsciente - siento el vacío que ha dejado, no sólo en su hija, también en su nieta y, posiblemente, en su bisnieto pues siempre es bueno tener a los abuelos cerca para que sus palabras o, en mi caso, sus silencios hagan que el pasado no nos pese y , por contra, se convierta en un elemento más de crecimiento.
Para mí Anita seguirá evocándome a comer fresas con nata un día porque sí y la recordaré siempre aquella tarde de verano cuando sonreía con mi niño en brazos.
No creo en otras vidas pero si en la capacidad de la memoria para revivir a las personas.
Anita siempre estará en mi recuerdo, en mis manos que serán otras ramas sin dejar de ser las suyas.

domingo, 28 de agosto de 2011

Recopilatorio de chorradas que se me ocurren en mis ratos muertos (tontos, diría yo)


1. Este propio post es la primera de ellas.
2. ¿Como se organizan el tema tampax las chicas de las pelis que se van a la aventura?. Por ejemplo Uma Thurman cuando va a visitar al maestro Pei Mei en Kill Bill Vol. 2 ( he buscado en google el nombre del chino de cejotas blancas).
3. ¿En qué piensan realmente los novios que quedan para hacerse las fotos una semana después de haberse casado?.
4. ¿A qué pelus van los poperos? Por más que busco no logro identificarlas.
5. ¿A quién se le ocurrió la gilipollez esa de llamar a las panaderías "boutique del pan"? ¿A Carmen Lomana?.
6.¿A quién se le ocurrió la gilipollez esa de llamar a las panaderías "despacho del pan"? ¿A Mario Conde?.
7. ¿Cómo narices ha podido tener tanto éxito un osito amorfo de plata? ( a propósito, ¿alguien puede ayudarme a diferenciar en el matrimonio Tous quién es el hombre y quién la mujer?.
8. ¿Por qué los prospectos de los medicamentos están escritos para generar mal rollo?.

Me dueeeeerme...otro día más.

lunes, 15 de agosto de 2011

Aquellos maravillosos veranos


Quizá sea cosa de la edad. Quizá de compartir vacaciones con la familia (ese conglomerado de especímenes extraños que actúan de manera caótica cuando se relacionan); el caso es que estas vacaciones me ha dado por anhelar otras que ya pasaron: las de las costras en las rodillas tirantes al pedalear, la de las meriendas en la chopera, las de los primeros besos en lo oscuro, las del calimotxo y la charanga, las de las excursiones al pantano y otras tantas que no recuerdo pero que si que añoro sin saber cómo.
Veo a los niños correr por la plaza, bañarse en la ría, caminar por inercia a eso de la 1 de la noche y me dan envidia y, al mismo tiempo, no quisiera volver a aquello porque mientras les observo, sintiéndome como si tuviera 100 años, me reconforta este abrigo de madurez que me he dejado caer por los hombros. Les miro esbozando una sonrisa y cierro los ojos para que los recuerdos no se me vayan y es entonces cuando mi imagen corriendo por las cuestas, con la frente sudada, se me asemeja cercana; cercana y afianzada.
Me reconforta saber que viviré de nuevo la infancia a través de los ojos de Julen y que él, sin saberlo, me trae el pasado bueno. El de los bocadillos de membrillo ( ya ves tú qué invento), el de la candidez , el de los sueños tranquilos y el del futuro lejano.

sábado, 23 de julio de 2011



El otro día, mientras esperaba, vi a un chico negro caminando por mi calle. Llevaba unas bermudas blancas y una camisa tipo guerrero africano azul eléctrico, de esas que parecen un mini poncho o un triángulo invertido. Caminaba como solo los negros saben hacer : pausado pero con la certeza de saber a dónde se dirigen. Juraría que le vi portando una lanza imaginaría mientras caminaba entre los edificios grises con una seguridad aplastante, pese a esa extraña camisa que destacaba a través de los coches.
Era como ver esas escenas de pelis antiguas en las que un enorme monstruo invade la ciudad y va dando golpes con su enorme cola solo que, en este caso, el monstruo era la ciudad.

martes, 31 de mayo de 2011

Ahora me gustaría....


Ahora me gustaría pasear por un campo de mazorcas
Llevar una camiseta de tirantes gastada
y tener una vecina llamada Mildred.

Ahora me gustaría caminar por la arena
Llevar cangrejeras rojas
y un cubo azul lleno de petxinas.

Ahora me gustaría permanecer sentada
Observaros mientras jugáis
retener ese instante en mi memoria
y llevarlo conmigo allá donde vaya.