sábado, 23 de julio de 2011



El otro día, mientras esperaba, vi a un chico negro caminando por mi calle. Llevaba unas bermudas blancas y una camisa tipo guerrero africano azul eléctrico, de esas que parecen un mini poncho o un triángulo invertido. Caminaba como solo los negros saben hacer : pausado pero con la certeza de saber a dónde se dirigen. Juraría que le vi portando una lanza imaginaría mientras caminaba entre los edificios grises con una seguridad aplastante, pese a esa extraña camisa que destacaba a través de los coches.
Era como ver esas escenas de pelis antiguas en las que un enorme monstruo invade la ciudad y va dando golpes con su enorme cola solo que, en este caso, el monstruo era la ciudad.