jueves, 15 de septiembre de 2011

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Hoy siento culpa y la culpa me lleva a la tristeza, a mirarme con cara enojada desde el rincón de pensar, a sentirme como una de esas mujeres que le gritan a su hijo mientras éste le mira desde abajo tratando de convencerse de que no, de que ese ogro no puede ser su madre.
Reconozco que parte de esa culpa me viene dada por esa herencia cristiana que he recibido - no sé muy bien de donde pues ni siquiera llegué a tomar la comunión pero la frasecita "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa" me impactó mucho cuando la oí y creo que aún hoy lo sigue haciendo - . Que algo hay de las opiniones de esas grandes madres que se perdieron en el término y que viven obsesionadas con que su hijo/a no sufra (si va a sufrir, que lo sabemos, que a todos/as nos han jodido y todos hemos jodido alguna vez). O que , simplemente, mi yo-ogro esta mañana ha sido imposible de encerrar.
Me dan igual las causas, los motivos o las razones. Sé que no pasa nada, que estoy exagerando, que no hay para tanto...pero, de verdad, qué putada andar todo el día con este peso, con estas ganas de salir corriendo a pedir disculpas, con esta tristeza tan fría que solo se curará cuando vea su sonrisa.

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